16 de juliol del 2012

Somos o no somos bellos?


Para hablar de belleza, o de estética, primero que todo tenemos que pensar, ¿qué es para nosotros una cosa bonita? ¿Por qué hay cosas que nos atraen irremediablemente y otras las rechazamos sin piedad? Pero sobre todo, ¿qué define eso que todos encuentran hermoso y único?

Desde la historia de los tiempos se ha buscado esa belleza indescriptible que nos deja sin aliento. A las personas nos agrada lo bello y en ese sentido se han hecho verdaderos esfuerzos por unificar criterios y entender que aquello que es común no nos resulta tan hermoso como lo extraordinario o lo exótico. Parece ser que lo inusualmente hermoso nos atrae, y si hablamos de la belleza del ser humano, el punto de mira se centra principalmente en las mujeres en grado superior a lo que se llega a admirar  la belleza de los hombres.

En este sentido de culto a la belleza del ser humano, especialmente de las mujeres, se ha hecho todo un blindado tejido de especialistas en investigar la fórmula del alquimista para volver el plomo en oro y es que todo el mundo no tiene la suerte de nacer hermoso. ¿O sí?

Porque, si lo inusual y lo diferente o extraordinario es lo que nos atrae ¿cómo encajamos nosotros en el concepto de belleza? ¿Nos atraen esas caras y cuerpos perfectos, iguales, sin defectos ni expresión? ¿Quisiéramos ser así? Y si la respuesta es afirmativa, ¿merece la pena luchar incansablemente para llegar a tener un perfil que “encaje” con esa belleza que nos venden como “perfecta”? Pensemos por un momento en ello.

Beti Martí